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Las competencias emocionales.



Mayer y Salovey hicieron un modelo de competencias emocionales en 1997 en el que entienden la inteligencia emocional como una competencia que puede aprenderse y desarrollarse, y que consiste en el uso adaptativo de la información emocional. El fin de este uso adaptativo es solucionar problemas personales e interpersonales, permitiendo la adaptación óptima al entorno.


Este modelo define la inteligencia emocional como la habilidad de percibir, valorar y expresar las emociones con exactitud; la habilidad para acceder y generar sentimientos que faciliten el pensamiento: la habilidad para regular las emociones y promover el crecimiento emocional e intelectual.


Montoya-Castilla, Schoeps, Postigo y González, explican que este modelo de competencias emocionales está basado en cuatro competencias fundamentales, que son:

  • Habilidad básica de percepción, valoración y expresión emocional, que se refiere a la habilidad para identificar las emociones y su contenido propio (autoconsciencia) y ajeno (empatía afectiva).

  • Competencia de facilitación emocional del pensamiento refrendad a la acción de la emoción sobre la inteligencia y el rendimiento cognitivo.

  • Competencia de comprensión emocional referida a la capacidad de desglosar el amplio y complejo repertorio de señales emocionales, etiquetando y categorizando las emociones para un proyecto de vida saludable.

  • Competencia de la regulación emocional, que su completo desarrollo implica la regulación reflexiva de las emociones para promover el crecimiento intelectual y emocional para un proyecto de vida saludable.


Montoya-Castilla, I., Schoeps, K., Postigo Zegerra, S., y González Barrón, R. (2021). Manual de Educación Emocional para Docentes. Editorial Pirámide.

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