En este apartado, nos vamos a centrar en dos conceptos importantes.
Percepción de la emoción.
Del Barrio nos explica que el niño tiene una percepción muy precoz de las emociones de los otros, ya que pueden identificar con una gran precisión emociones en otros sujetos gracias a ala expresión desde edades muy tempranas. La capacidad de percibir la emoción ajena a partir de los elementos faciales está fuertemente asociada a la frecuencia, intensidad y duración de los movimientos y gestos que resultan representativos de la emoción. Esta discriminación difiere en función de las distintas partes de la cara en la que los niños fijen su atención, por lo que el reconocimiento facial en el mundo de las emociones es importante.
Autopercepción de la emoción.
Los niños de 7 - 12 años son capaces de reconocer sus emociones gracias a la retroalimentación que sobre ellas produce el contexto social, puesto que, cuando tienen emociones socialmente aceptadas, las consecuencias de su estado emocional son positivas, y cuando son inadecuadas, son criticados, castigados o socialmente apartados.
Conclusión.
Podemos resumir que los niños, desde edades muy tempranas, aprenden a reconocer sus emociones y las de las personas que le rodean basadas en la aceptación social, pero eso no significan que sepan gestionarlas. Por ello, es importante tener en cuenta la percepción y la autopercepción para facilitar la enseñanza de las emociones.
Del Barrio Gándara, M. V. (2002). Emociones infantiles: evolución, evaluación y prevención. Ediciones Piramide.
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